Cuando todos salen del cuarto, Marina Serranilla se seca una lágrima con su pañuelo y se suena. Se dirige al fondo de la habitación y, luego de dos noches de dolor e insomnio, le espeta las únicas palabras que le salen al féretro de su marido: “Dime algo, ¿o es que acaso ya no me quieres?”.
lunes, 8 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Qué cosa con las mujeres: siempre la misma pregunta. No nos dejan ni descansar en paz.
Jajajaja, cierto, Martín, ¿cuándo será que van a entender que a veces no queremos hablar?
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