—¡Inocente!—gritó el juez
—Gracias, Dios—pensó el culpable.
lunes, 9 de febrero de 2009
jueves, 5 de febrero de 2009
Mariposa real
Las princesas tienen un proceso de vida particular. Nacen en un huevo diminuto, que muy pronto se quiebra para dejar salir una oruga pequeñísima. Esta va creciendo mientras cambia de color y, poco a poco, las células se van disolviendo para formar unas alas brillantes. En una maravilla de la naturaleza, la oruga se transforma en una princesa alada que, de manera casi fantástica, toma vuelo al instante “No te creo”, me dice Mariana luego de preguntarme por qué vuela su madre. “No importa, hija”, respondo. “Aún estás muy pequeña para creer en cuentos de hadas”.
lunes, 2 de febrero de 2009
Abordaje
No crean, para mí tampoco fue fácil. Verla tan hermosa y llorando, como suplicándome un minuto más. Al menos un abrazo más. Se iba a España y sabrá Dios si algún día vuelva. Tal vez nunca la vea de nuevo. Sollozaba, como si no hubiera remedio posible, y, yo, claro, yo que no soy de palo, pues me quebré. Porque tal vez muchos crean que soy un insensible, pero no, soy un hombre de carne y hueso. Nadie sabe lo que sufro yo en momentos como esos. “Siga, señorita”, fue lo último que le dije mientras le devolvía el pasaporte para atender al siguiente pasajero.
jueves, 29 de enero de 2009
Retrato
Mientras camino por la sala de exposición, veo la escultura de una mujer descabezada. Me detengo en un cuadro y lo observo atentamente. De repente, todo lo que veo en el lienzo empieza a dibujarse de manera idéntica a mi alrededor. Mis manos se diluyen, mi pelo crece y, cuando miro mi cuerpo, veo que se está convirtiendo en una ilustración. Presa del terror, alcanzo a divisar que frente al monumento que vi hay un cuadro titulado Mujer sin cabeza. Entiendo, muerto de pánico, que a partir de ahora no seré más que un boceto de Aldo Vercellino.
lunes, 26 de enero de 2009
Reencuentro
Llevabas muerta cinco días. Aún empapado en llanto abrí la puerta al escuchar el timbre y te vi. Idéntica. Con una sonrisa distinta, perversa tal vez; tus ojos, encendidos como el fuego; tu rostro, pícaro, malicioso. “¡Amanda!”, grité incrédulo al verte y me abalancé sobre ti para comprobar que no eras una alucinación. Y tú, indiferente como nunca, entraste hablándome en un tono que desconocí por completo. Lo que no entiendo es cómo, en treinta y dos años de matrimonio, nunca mencionaste que tu hermana, la avara que vendría por tu herencia, era gemela tuya.
jueves, 22 de enero de 2009
Demente
Las cartas de amor de Sebastián Dávila tienen una particularidad. Así como un hombre puede distinguirse por una cicatriz en la frente o un tatuaje en el brazo, sus textos cuentan con una característica que los diferencian inconfundiblemente del resto. Y no se trata de su extraña tipografía ni que escriba en desorden de arriba a abajo y menos de su exceso de adjetivación. Antes de escribir una epístola, Sebastián abre cuidadosamente su pecho con las manos y acompañado de un tremendo dolor, en un rito que podría ser el espejo de la tortura, se saca el corazón, lo toma y lo posa al lado de una hoja en blanco. Acto seguido toma su pluma y, desde el manicomio, la empapa para escribirle a su musa con la sangre que funciona a la perfección como tinta.
martes, 20 de enero de 2009
¡Salud!
Esa caprichosa que es la vida me convenció de llevarme a Cuba. Sin saber a qué azares me exponía y antes de buscar a Silvio Rodríguez, el que me encontró fue un Mojito cubano. Le seguí los pasos a Hemingway y me empaqué unos cuantos más durante mi visita. El ron hizo su agosto conmigo y mientras la figura del Che me producía hastío, me convertí en carne tierna para los vendedores callejeros a los que el socialismo tiene divididos de los intelectuales. Lo que no sabía yo era que así como algunos cubanos, muchas historias querían irse de la isla. Puedo decir que contaron con suerte, porque aunque hubiera podido meter una jinetera en la maleta, lo único que quise traer fueron los cuentitos que encontré en La Habana. Con nueva imagen, nuevas historias y nuevos cuentos con nombre propio, les doy la bienvenida a la era 2009.
lunes, 29 de diciembre de 2008
¿Cuál fue el cuentito que más te emocionó en el 2008?
Esto de irse siempre es difícil, así que antes de fin de año, me entraron las ganas de darle un reconocimiento al mejor cuentito de 2008. Yo, por supuesto, no soy el más indicado para dar el título. Con el fin de evitarme cualquier tipo de celos por parte de los cuentitos, es que recurro a ustedes. Así me sacan del aprieto y de paso le dan un incentivo a estos pequeños. La selección no es arbitaria, ya que estas fueron las historias más comentada del año. Sin más, adelante, honorables miembros del jurado.
martes, 23 de diciembre de 2008
Vacaciones
Este año fue el que los cuentitos eligieron para empezar a contar sus historias. Eso no puede significar otra cosa que agradecimiento con el 2008. Para cerrar este buen año, en nombre de los microcuentos quiero agradecerles sus visitas y sus conversaciones. Ya por este año, creo que fue suficiente. Así que si la Tierra sigue girando, nos leeremos de vuelta el 19 de enero con las nuevas historias que me quiera venir a contar el 2009.
Y si se quieren emborrachar de felicidad en estas fiestas, les recomiendo un licor que no falla. Se llama amor.
¡Felicidades y hasta el próximo año!
Y si se quieren emborrachar de felicidad en estas fiestas, les recomiendo un licor que no falla. Se llama amor.
¡Felicidades y hasta el próximo año!
viernes, 19 de diciembre de 2008
Anda por ahí
Cuando ella se fue, un fuerte portazo retumbó como adiós. La depresión abrazó a Jorge Andrade y el alcohol se lo llevó de viaje. Semanas después y aún con veisalgia, se levantó, tomó un lapicero y una servilleta, y salió a buscarla. Su labor fue infructuosa. Desesperado, empezó a escribir cuanta cosa se le ocurría para evocarla. Sin embargo, sus intentos no eran más que los dibujos nítidos de su desesperanza. Un día la encontrará y ella, la historia que buscaba, se abalanzará a abrazarlo con amor y odio a la vez, lo reprochará, lo golpeará en el pecho y le llorará desconsolada recriminándolo por dejarla ir tan fácilmente.
martes, 16 de diciembre de 2008
Refinamiento
Ahora sólo se alimenta con ricachones. Porque lo que era antes, la condición era lo de menos para ella. Hace tiempo disfrutaba con cualquier tipo de hombre: pobre, bajito, alto, gordo, flaco, negro, blanco, en fin… El problema fue cuando llegó el millonario ese. Se le metió el cuento en la cabeza de que el estrato era importante, que dizque porque era más exquisito que el resto. ¡Tonta! Con lo duros que están estos tiempos para el canibalismo.
viernes, 12 de diciembre de 2008
La estrella
El júbilo albiazul no puede ser mayor. Por las calles bogotanas, banderas azules y blancas se agitan como gaviotas liberadas después de veinte años de encierro. Los hinchas lloran inconteniblemente de felicidad y, alrededor de los bares de El Campín de Bogotá, los borrachos se confunden en abrazos con una euforia que se hace incontrolable. No es para menos. En el partido de vuelta de la final del fútbol colombiano, Millonarios ha remontado el 0-2 en contra con el que había iniciado la serie en contra de Nacional de Medellín y se ha colgado en su arcas de triunfos el título que le ha dado la esquiva estrella 14. A Santiago Ávila no le cabe tanta dicha: celebra, grita, llora, bebe, ríe, aplaude, vitorea, salta y cae de la cama.
martes, 9 de diciembre de 2008
Lacayo
De lejos, este gobierno ha sido el mejor en siglos. Muestra de eso es la erradicación de técnicas tan cruentas como la horca, la guillotina y el fusilamiento como penas de muerte. Mi trabajo actual lo confirma. Ahora me levanto temprano en la mañana, subo hasta un volcán y saco ocho baldes de lava hirviente. Luego recojo especias del bosque y las mezclo con la lava. Cuando la receta está lista, la vierto sobre una olla gigantesca y la llevo a una celda de Palacio para alimentar a la mascota de Su Majestad, un gigante dragón que, gracias a la fusión, puede incinerar de un soplo a los condenados de muerte.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Zombis
En su acostumbrada visita nocturna al cementerio, Andrés observa el mausoleo central hasta que un gemido lastimero hace que se dé vuelta. El aire se concentra y, desde una de las tapias, una espesa neblina forma figuras irreconocibles. Andrés se acerca y se fija que algo lucha por emerger desde el suelo. De la fosa, lenta y copiosamente, uno, dos, nueve, veintiuno, ciento dos, cuatrocientos, mil ochocientos, nueve mil setecientos, ochenta y cinco mil zombis salen y, mientras orquestan una sinfonía de sollozos, llegan hasta él, lo tumban sobre el camposanto y lo devoran despellejándolo hasta convertirlo en uno de ellos. Andrés ahora es Morán, la última palabra del idioma castellano.
martes, 2 de diciembre de 2008
La mina
Mientras caminaba, Yahír Pataquive se repetía a sí mismo en voz alta huevos, pan y leche para no olvidar el pedido de su madre. El camino acostumbrado a la tienda estaba cercado y no le quedó otra alternativa que tomar un atajo por una vieja vereda. Cuando dio el sexto paso, un kaboom acabó con la esperanza de los miles de hinchas del Ajax de Amsterdam que disfrutarían los prodigios y los ciento ochenta y cuatro goles de su pierna izquierda.
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